Magníficas obras para la subastas de Sotheby’s Londres del 20 de noviembre.
Publicado por Daniel Díaz el 24 de octubre de 2012.
Se acerca el mes de noviembre y, con él, la ya tradicional cita de Sotheby’s con la pintura española en Londres a mediados de mes, tras las esperadas subastas millonarias en Nueva York de los primeros días. Este año la subasta será el día 20 y se ofrecerán lienzos de Joaquín Sorolla y de Ignacio Zuloaga –los verdaderos adalides en las últimas convocatorias-, de Santiago Rusiñol, de Ramón Casas y de Ricardo Canals, entre otros.
Sin duda ninguna, la pieza que será el centro de las atenciones nacionales e internacionales de la licitación esta vez pertenece, por derecho propio, al valenciano Joaquín Sorolla (1863-1923).
Pintado en 1895, con la habitual pincelada prieta de esa época, a pesar de ser un lienzo de dimensiones más bien modestas, Pescadores valencianos (O/L, 65 x 87 cm), es un magnífico ejemplo de su calidad para captar la luz en el agua, en la arena, en los trajes que visten los pescadores…, y para reflejar el trabajo duro de los pescadores, limpiando las nasas de algas y restos varios.
Fruto de su contemplación al natural, como preparación se sabe que Sorolla realizó un pequeño dibujo apunte en una carta que envió a su amigo Pedro Gil Moreno de Mora donde le hablaba del nuevo cuadro, dos bocetos a lápiz que custodia el Museo Sorolla de Madrid, y un pequeño apunte sobre lienzo pegado a cartón (12 x 13 cm), dedicado a su amigo Artal. Cuadro pues trabajado y cuidado, de ahí la estimación de 1-1,5 millones de libras.
Apenas un año antes, en 1894, Sorolla había pintado el que probablemente sería uno de los mejores lienzos salidos de su mano, La vuelta de la pesca (O/L, 265 x 325 cm), premiado en el Salón de París de 1895 y adquirido por el Museo de Luxemburgo (actualmente expuesto en el Museo D’Orsay). Para el mismo Salón pintó también, poco más tarde, Trata de blancas (Madrid, Museo Sorolla), obteniendo asimismo elogiosas críticas.
Ya instalado en Madrid, pasa Sorolla una parte del verano en su playa de Valencia donde pinta Niño durmiendo en una barca (Génova, Museo Raccolte Frugone), la Bendición de la barca (Oviedo, Museo de Bellas Artes de Asturias, colección Pedro Massaveu) y estos Pescadores valencianos.
Pieza de buen tamaño y realizada con el mismo virtuosismo, entusiasmo y amor por los detalles que vemos en las obras de ese año, Sorolla envió el lienzo, orgulloso del mismo, al año siguiente en la Exposición Internacional de Arte de Berlín donde fue galardonado unánimemente con la medalla de oro y adquirido por 5.000 marcos por la Berlin National Gallery, por su recién nombrado director Hugo von Tschudi. Años más tarde, ya en 1930, el museo decidió deshacerse de las obras no alemanas por lo que pasó a manos privadas (Édouard Jonas, París; infante Alonso de Borbón; Alfonso Ferrer, Madrid).
Las obras mejor vendidas del maestro han sido siempre más tardías, de hacia 1904-1908, normalmente. En noviembre de 2003, Sotheby’s Londres remató nada menos que por 3.701.600 libras (5.323.990 euros) La hora del baño (The bathing hour), 1904 (O/L, 84 x 119 cm), su actual récord. En noviembre de 2010, la misma casa adjudicó por 3.065.250 libras (3.614.843 euros; 4.880.797 dólares) Pescador, Valencia (O/L, 1904, 76 x 106 cm) y por 1.945.250 libras (2.294.029 euros; 3.097.421 dólares) Niños en la playa (O/L, 1904, 55 x 96,5 cm); poco antes, en julio de ese mismo año, Christie’s Londres remató por 1.441.250 libras (2.187.818 dólares) Niña en la playa. Valencia (O/L, 1910, 69 x 100 cm).
La estimación con la que se ofrece Pescadores valencianos es de 1-1,5 millones de libras (1.260.000-1.890.000 euros); quizá la casa haya preferido ser prudente visto que, en el pasado noviembre, su Niños en el mar. Playa de Valencia (O/L, 1908, 81 x 106 cm) no encontró comprador tras una estimación de 2-3 millones de libras.
Y es que sería lógico no sólo que alcanzase un buen precio de venta sino que, por ser obra que resume perfectamente el mejor hacer del valenciano y avanzar lo que años más tarde será su modo de trabajo, lo adquiriese un museo o una institución, donde ya está la mayor parte de las obras importantes de esos años de primera madurez, muy elaboradas y muy bien pintadas.
De la España blanca y soleada, dominada por el mar y la luz, pasamos a una España diferente y oscura, donde los negros abundan. Es la España que ve Ignacio Zuloaga (1870-1945), la de los castellanos sobrios y duros. No obstante, en ese mundo de resignación y de fuerza, también hay lugar para el recreo y el baile. Y fruto de esos momentos de ilusión y quizá también de pasión, es el atrevido retrato de Eulalia Franco, bailaora y cantante de cuplés de renombre internacional, titulado La Oterito (O/L, 176 x 120,5 cm).
Pintado en París en 1936, la sensualidad se palpa en cada centímetro del cuerpo de la bella Oterito; la ropa acaricia su piel y su mirada, con una sonrisa cómplice, es como su postura erguida, sugerente; sobre la superficie abundan los toques de rojo que atraen nuestra atención sobre el azul dominante, y hay un intruso que mira desde el cuadro de la pared… Sorprendentemente, la obra procede de la familia del artista y no de la artista, como cabría suponer de un retrato tan íntimo.
El caso es que se ofrece con una fuerte estimación de 500.000-700.000 libras (630.000-880.000 euros), confiando en la fuerza del desnudo, la misma que hizo que Madame Souty reclinada en un sofá, 1921 (O/L, 144,5 x 177 cm) fuese vendida en Sotheby’s Londres en noviembre pasado por 713.250 libras (830.000 euros). Y es que las retratadas de esta guisa tienen una venta mucho más fácil, siempre que estén en precio: un ejemplo de ello fue Lolita, mujer tendida con chal azul (O/L, 1912, 134,5 x 187 cm), que se vendió en Sotheby’s Londres en noviembre de 2008 por 361.250 libras (438.880 euros), mientras el magnífico Retrato de la Señora de Garay (Rodríguez Bauzá) (O/L, 1938, 158 x 190 cm; est.: 150.000-200.000 libras) y no digamos ya el asombroso Retrato de Azorín (O/L, 1941, 120 x 180 cm; est.: 200.000-300.000 libras) no encontraron interesados… Así de caprichoso, y sensual, es el mercado.
Dos apuntes más.
El reconocido paisajista catalán Santiago Rusiñol (1861-1931) ha estado en casi todas las citas londinenses de los últimos años, tanto en junio como en noviembre. Esta vez será El patio azul, Arenys III, 1915 (O/L, 94,5 x 115,5 cm) la obra que le representa. Atractiva composición donde dominan los azules, la luz hace que se cree una auténtica sinfonía de tonos, desde un azul casi Klein hasta otros más desvaídos y gastados, al igual que los verdes de las hojas de los árboles, de las plantas e incluso del verdín del suelo. La presente pieza, que se encontraba en paradero desconocido y no se exponía desde 1915, es la tercera de las cuatro versiones que hizo del jardín de la casa de su amigo, el editor Antoni López, en Arenys de Munt. La primera y la segunda versión están, por cierto, en el MNAC (Museo nacional de Arte de Catalunya) y en la Generalitat de Catalunya, respectivamente.
Quizá la estimación de 200.000 a 300.000 libras (252.000-377.000 euros) con que se ofrece a los coleccionistas sea ligeramente alta sobre el papel, pero la belleza del color hará muy posiblemente que consiga ese punto superior. Sin embargo, la sombra del pasado año sigue presente pues por estas fechas Sotheby’s Londres fracasó con sus dos lienzos: El Montseny (O/L, 98 x 110 cm; est.: 120.000-180.000 libras) y La fuente de los cipreses (O/L, 100 x 85 cm; 80.000-120.000 libras).
Es cierto que antes de la crisis, en noviembre de 2006, Sotheby’s Londres había adjudicado por 568.000 libras (819.600 euros) Jardí de Muntanya, Sa Coma IV (O/L, 98,5 x 124 cm), pintado en 1904, su mejor venta. Pero en los últimos años las ventas han bajado: en mayo de 2011, El Valle, Sóller (O/L, 1903-1904, 100,5 x 127 cm) alcanzó las 241.250 libras (273.939 euros); en noviembre de 2010, Patio de Jávita, Valencia (O/L, 1919, 83 x 104 cm) subió hasta las 253.250 libras (298.657 euros), y en junio de 2010, Jardín de las elegías, Son Moragues, Valldemosa (O/L, 1902-1904, 101,5 x 127,5 cm) se remató por 217.250 libras (260.657 euros).
Y de Ramón Casas (1866-1932), un atractivo retrato de Julia Peraire, 1908 (O/L, 81 x 65,5 cm) que parte con la misma estimación: 200.000-300.000 libras (252.000-377.000 euros). En 1905 conoció a la que sería primero musa, luego amante y finalmente su esposa, 22 años menor que él. Interesante obra por la pose relajada y de confianza de la retratada, aunque hace tiempo que los precios de las Julias de Casas se alejaron ya de esas cantidades… Fracasó Christie’s Madrid en octubre de 2006 con Julia con mantilla (O/L, 67 x 25 cm; est.: 100.000-150.000 euros) y con Julia con mantón (O/L, 67 x 25 cm; est.: 120.000-180.000 euros). Debemos remontarnos a octubre de 2005 para ver una buena venta de Julia, cuando Balclis vendió por 395.000 euros más comisiones e impuestos Dama con mantilla (O/L, 98 x 72 cm), o a diciembre de 2004, cuando Durán adjudicó por 275.000 euros más comisiones e impuestos Julia con mantilla (O/L, hacia 1913, 62 x 50 cm)… Buena obra para sacar a pujas, pero el precio quizá sea excesivamente arriesgado.
Y por último, de Ricardo Canals (1876-1931), Palco en los toros, 1904. Con más de 250 cm de ancho de lienzo, fue pintado en el estudio del Bateau-Lavoir, en Montmartre, con evidentes ecos de Goya, Manet y Renoir. Interesante no sólo por ser la obra más importante de su mano que ha aparecido en subasta sino porque dos de las retratadas son Fernande Olivier y Benedetta (Bianco) Coletti: la primera fue amante de Sunyer hasta irse con Picasso, y la segunda llegaría a ser esposa de Canals. 200.000-300.000 libras (252.000-377.000 euros) será su estimación, muy lejos de sus dos obras más caras, vendidas precisamente por esta casa: en noviembre de 2006, Corrida de toros (O/L, 1899, 80 x 106 cm) se adjudicó por 84.000 libras (124.253 euros), y en junio de 2000, Baile flamenco, que llegó a las 80.500 libras (128.058 euros).
Aunque la estimación de cada una de ellas sea más o menos discutible, más estas últimas de estimación menor –y en los tiempos que corren en nuestro país, de donde será la mayor parte de los probables coleccionistas, quizá con mayor motivo-, lo que es evidente es que las obras son muy atractivas y de mucha calidad, y que por tanto, seguro que atraerán las miradas e intereses de los coleccionistas. Publicado por Daniel Díaz el 24 de octubre de 2012.