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El último Ribera ya está en el Prado

Detalle del San Jerónimo de José de Ribera del Museo del Prado, recientemente restaurado y atribuido al maestro

Pieza de juventud, recientemente restaurada, tras una interesante investigación se le devuelve su atribución. Publicado por Daniel Díaz el 10 de julio de 2013.
Detalle del San Jerónimo de José de Ribera del Museo del Prado, recientemente restaurado y atribuido al maestro

 

Desde este martes pasado, tras su estudio y el cuidadoso proceso de limpieza, el nuevo descubrimiento del valenciano José de Ribera, correspondiente a su temprana etapa, se puede ya ver en el Museo del Prado. Se trata de un San Jerónimo escribiendoSan Jerónimo de José de Ribera del Museo del Prado, ya restaurado, realizado por el autor hacia 1616; y, por proximidad en los años de realización, de su etapa romana, se expone junto a la magnífica Resurrección de Lázaro, comprada –gracias a la vehemente recomendación del recientemente fallecido José Milicua– en enero de 2001 en Sotheby’s Nueva York por 1.875.750 dólares (2.006.0468 euros).

El proceso, como cualquiera puede imaginarse, ha sido más largo. De hecho, ya a primeros de octubre de 2012, en el número 16 de la prestigiosa revista Ars Magazine correspondiente a los meses de octubre a diciembre, el reconocido y experto en el joven Ribera, Gianni Papi, publicaba su exclusiva afirmando con rotundidad que el cuadro de San Jerónimo escribiendo, atribuido entre otros al pintor valenciano Esteban March, era en realidad de José de Ribera, realizado durante los últimos meses de su etapa romana. Las razones que avalan esa atribución se basan en sus estrechas similitudes compositivas y estilísticas con varios cuadros realizados por el maestro de Játiva en torno a 1615, como alguno de los que integran la serie de Los cinco sentidos. Con ellos comparte precisión descriptiva y uso tenebrista de la luz, fruto de su personal asimilación de los modelos de Caravaggio.

Pero el descubrimiento del San Jerónimo nace bastante antes, cuando el director de la revista Ars Magazine, Fernando Rayón, hace un viaje a la Casa-Colón de Las Palmas de Gran Canaria para estudiar otras obras, y el lienzo –depositado allí en préstamo por el Museo del Prado desde 1940-, a pesar de la suciedad (ver), le llama especialmente la atención. Atribuido a Esteban March, el lienzo estuvo con anterioridad catalogado como de Massimo Stanzione… “Me llamó la atención la mesa, que es la misma que la utilizada en Los cinco sentidos. La tinta del papel, su color, también es muy característico de Ribera, y la entrada de la luz. Y además estaba ante un San Jerónimo que es una media figura, la especialidad del artista, conocido, precisamente, como maestro de la media figura“, comentó Rayón. Un envío a Javier Portús, un estudio más detallado…, el interés del Museo del Prado, la exclusiva de Papi, y el cuadro expuesto con la nueva atribución.

Se conocía que pertenecía a la famosa colección de Isabel de Farnesio y que estaba, como todas las obras de su colección, marcado por la flor de lis. Y, de hecho, en el inventario de la noble, aparece la adquisición de dos San Jerónimo, y uno de ellos coincide con sus medidas de 1,34 por 0,98 cm. Así que, una vez hechas las averiguaciones, estudios y restauraciones, el cuadro vuelve al Museo del Prado y en sustitución de esta pintura, la Casa-museo Colón recibe en depósito un San Andrés, también de Ribera.

El descubrimiento ha sido muy importante, sin duda, pero para la colección del Prado se trata de una incorporación que cabe calificar de magnífica, pues junto con Resurrección de Lázaro, de José de Ribera, comprada por el Museo del Prado en 2001 por dos millones de eurosLa resurrección de Lázaro permite que el público se forme una idea exacta de la originalidad y del nivel de calidad alcanzado por el pintor durante sus primeros años en activo, y que hasta hace poco más de diez o doce años apenas era conocida y, por tanto, no estaba representada en las salas del museo.
En ese sentido, es más interesante aún poder compararlo con otra pieza de altísima calidad, con apenas un tabique entre medias pues en la sala contigua está una de sus últimas piezas: un De Ribera, el San Jerónimo del Museo del Prado fechado el año de su muerte, 1652San Jerónimo firmado el mismo año de su muerto, en 1652. Con una técnica muy diferente, realizada a base de pequeñas pinceladas, muy empastadas y sin apenas dibujo, la cara y la expresión del santo son nuevamente magistrales, aunque mucho más efectistas. Es el estilo ya maduro de Ribera, casi matérico, sin descuidar nunca la exprevisidad del alma. Y en esa misma sala, otra versión del santoLa otra versión del San Jerónimo de Ribera, del Museo del Prado, fechada en 1644, pero esta vez de 1644, a medio camino entre su técnica más dibujada, lineal, y la matérica, jugosa.  Evolución que también se percibe en la manera de presentar al santo: si en los primeros años la huella renacentista es más evidente el santo es presentado como un estudioso, un sabio que a través del verum llega al bonum –recordemos que su traducción  de la Biblia al latín (y otros idiomas) fue la llamada versión Vulgata, en vigencia hasta el reciente Concilio Vaticano II-, en estas últimas versiones el santo es presentado –siguiendo la línea del concilio de Trento- como un hombre penitente, una vida entregada que está más alcance de cualquier fiel que la inteligencia…

Por último, sólo queda recomendar la visita y la contemplación del extraordinario lienzo –por tamaño y por calidad- de Herrera el Mozo, El triunfo de San HermenegildoDe Herrera el Mozo, el triunfo de San Hermenegildo, 1654, del Museo del Prado, recientemente restaurado, que también acaba de ser restaurado y limpiado por el departamento del Museo (ver su estado anterior). Realizado para el altar mayor de la iglesia de los Carmelitas Descalzos de Madrid (actual parroquia de San José) en 1654, supuso una nueva concepción del barroco más espectacular y decorativo, como nunca se había visto en nuestro país. Hasta ese momento, la versión del barroco era más intelectual, de juego de significados y de composiciones, pero a partir de aquí la visión más formal será la que triunfe, con cielos abiertos, glorias de ángeles y de santos que suben y bajan de los cielos… Y durante la segunda mitad de siglo el barroco madrileño y el sevillano cambiarán con exponentes tan claros como Claudio Coello o Antolínez, entre otros.

Y dado el éxito, ya el Museo ha anunciado su próxima intervención sobre El expolio del Greco, procedente de la Catedral de Toledo…

En fin, pasen, vean, degusten y, sobre todo, disfruten. Publicado por Daniel Díaz el 10 de julio de 2013..

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